CERCA DE 200 PERSONAS PRIVADAS DE LIBERTAD SON PARTE DE ACCIONES QUE PROMUEVE LA DEFENSORÍA DEL PUEBLO EN READAPTACIÓN Y REINSERCIÓN SOCIAL
26 de Diciembre de 2019 12:00 am
Cerca de 200 personas privadas de libertad de distintos centros penitenciarios del país, son parte de acciones humanitarias que promueve la Defensoría del Pueblo para incidir en los procesos de readaptación y reinserción social, mismos que se sustentan en la educación y trabajo, e impulsar la promoción de su producción artesanal.
La institución defensorial, en 2019, implementó el programa piloto “Libros por Rejas”, que busca modificar la Ley de Ejecución Penal y Supervisión para incorporar la lectura de libros como una alternativa para la redención de penas. Éste fue implementado en ocho penales de ciudades capitales y una carceleta de una ciudad intermedia.
El programa logró la participación de 177 privadas y privados de libertad a nivel nacional, de los cuales 144 recibieron su certificado de participación con una carga horaria de 15 a 20 horas válidas de lectura para el cómputo de su redención, las otras 33 personas privadas de libertad se encuentran en proceso de evaluación.
De igual forma, tras gestiones con el Ministerio de Culturas, la Defensoría de Pueblo posibilitó que 20 privados de libertad: 3 en San Pedro de La Paz, 3 en San Pedro de Oruro, 1 en Chonchocororo, 9 en Palmasola y 4 en San Roque, puedan postularse al “Premio Eduardo Abaroa”, que incentiva y promueve las diversas expresiones artísticas y culturales, brindando a las personas privadas de libertad la posibilidad de mostrar sus obras artesanales y acceder a un reconocimiento económico. Previamente, fueron parte de un proceso de socialización sobre los pasos para gestionar su inscripción y postulación.
Uno de los hallazgos en la investigación realizada por la institución defensorial y plasmada en el informe “Volcar la Mirada a las Cárceles-Situación de Vulnerabilidad de las Personas Privadas de Libertad en las Cárceles de ciudades capitales de Bolivia”, muestra que el 40% de la población penitenciaria en el país se dedica a la artesanía y produce material artístico en cuero, venesta, madera, papel, porcelana fría y otros materiales, productos que lamentablemente no encuentran mercado lo cual les impide generar sus propios ingresos económicos.
Dicho informe, refleja la dura realidad que enfrentan las y los privados de libertad en los centros penitenciarios, donde el hacinamiento, que a mayo de 2018 alcanzaba a un 225%, es uno de los principales problemas, mismo que dificulta los procesos de readaptación y reinserción social.